La tercera hadita le dio el don de saber levantarse, para que aunque tropezara en la vida o tuviera problemas, pudiera volver a levantarse y conseguir lo que se hubiera propuesto.
Solo quedaba un hada, y ésta le regaló, algo muy importante… amor a la naturaleza… para que siempre quisiera a todos los seres vivos, los respetara y los cuidara… que no manchara el bosque, que no quemara los árboles que en él viven, que no hiciera daño a los animales…
De repente vieron surgir entre los árboles dos figuras que corrían hacia ellos y rápidamente todos se escondieron para no ser vistos, porque tienen miedo de los hombres, que no siempre se portan bien con ellos.
Eran los papás del bebé que habían seguido el curso del río hasta encontrarlo. _“Allí, allí”, gritó feliz la mamá. Y entre risas y lágrimas abrazaron a su pequeño tesoro.
Entonces el bebé sonrió a un pajarillo azul que revoloteaba cerca y le guiñó el ojo. Sí, había hecho grandes amigos en su primera gran aventura.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.